Carnaval prohibido
Las murgas del conurbano y su lucha de clases desde el Virrey Cevallos hasta Macri
de Daniel Fariña
La aparición de esta obra es importantísima porque deja asentado lo que construyeron las murgas de una parte del conurbano, y también lo que se fue haciendo desde la gestión pública. Podemos ver el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las agrupaciones, apoyadas y acompañadas por los talleres que se brindan desde el municipio. Podemos escuchar las voces de los protagonistas contando en primera persona la experiencia de los últimos carnavales: su vínculo con el municipio, sus necesidades, su relación con los vecinos de los barrios cerrados. Podemos recorrer la historia de las Carnestolendas en Tigre, con permisos, prohibiciones, ordenanzas, apoyo estatal, subsidios, etc. Podemos leer, íntegro, el Reglamento de Murgas y Comparsas, verdadero bastión en la búsqueda de consensos entre los distintos actores del carnaval del norte del conurbano.
En Carnaval prohibido se vislumbra, por un lado, a la gente como protagonista de la cultura: el pueblo se hace creador y hacedor del saber popular; y por otro, aparece una gestión que toma esas inquietudes y busca el mejor modo de que no queden solo en buenas intenciones, sino que se realicen y se concreten. No es ni más ni menos que darle a la cultura popular lo que se merece: un espacio de formación, un escenario, publicidad, registro del espectáculo, etc.
Agradecemos profundamente la aparición de esta obra. Que ella sirva para reflexionar sobre lo hecho, y disfrutarlo. También para tomar nota sobre lo que aún queda por hacer, y aceptar el desafío de largarse a construir y ver en cada rostro de la gente a esos artistas que tienen tanto para decirnos… y que muchas veces lo dicen. Solo queda escuchar y ponernos en marcha.
Del prólogo de Félix Loiácono
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Carnaval prohibido
Las murgas del conurbano y su lucha de clases desde el Virrey Cevallos hasta Macri
de Daniel Fariña
La aparición de esta obra es importantísima porque deja asentado lo que construyeron las murgas de una parte del conurbano, y también lo que se fue haciendo desde la gestión pública. Podemos ver el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las agrupaciones, apoyadas y acompañadas por los talleres que se brindan desde el municipio. Podemos escuchar las voces de los protagonistas contando en primera persona la experiencia de los últimos carnavales: su vínculo con el municipio, sus necesidades, su relación con los vecinos de los barrios cerrados. Podemos recorrer la historia de las Carnestolendas en Tigre, con permisos, prohibiciones, ordenanzas, apoyo estatal, subsidios, etc. Podemos leer, íntegro, el Reglamento de Murgas y Comparsas, verdadero bastión en la búsqueda de consensos entre los distintos actores del carnaval del norte del conurbano.
En Carnaval prohibido se vislumbra, por un lado, a la gente como protagonista de la cultura: el pueblo se hace creador y hacedor del saber popular; y por otro, aparece una gestión que toma esas inquietudes y busca el mejor modo de que no queden solo en buenas intenciones, sino que se realicen y se concreten. No es ni más ni menos que darle a la cultura popular lo que se merece: un espacio de formación, un escenario, publicidad, registro del espectáculo, etc.
Agradecemos profundamente la aparición de esta obra. Que ella sirva para reflexionar sobre lo hecho, y disfrutarlo. También para tomar nota sobre lo que aún queda por hacer, y aceptar el desafío de largarse a construir y ver en cada rostro de la gente a esos artistas que tienen tanto para decirnos… y que muchas veces lo dicen. Solo queda escuchar y ponernos en marcha.
Del prólogo de Félix Loiácono