Esta obra es la primera investigación publicada hasta la fecha sobre la historia del tap en idioma español que se edita en nuestro país. Cuenta los orígenes de esta disciplina en los Estados Unidos desde su nacimiento, con la llegada de los esclavos africanos e irlandeses, hasta nuestros días.

África invadió el planeta y provocó la gran revolución musical del siglo XX. La inmigración forzada de millones de esclavos africanos se tomó su revancha. Así conquistó y dio vida a la cultura de las regiones bendecidas por su influjo.

En América del Sur esta influencia se puede apreciar en todo lo que existe antes y después de la bossa nova y el tropicalismo brasileños, en el candombe uruguayo, en varios filones peruanos y también se hace oír en la milonga y el tango argentinos.

En América Central está presente en el son y todos los derivados de las siete estirpes africanas de Cuba y las dos que anclaron en Puerto Rico.

Pero es a partir de su asentamiento en el sur de América del Norte, con el blues y el jazz, que se expandió al mundo entero.

De 1870 se tienen registros de las presentaciones en Buenos Aires de los Palermo’s Minstrels, artistas de varieté especializados en el cake walk, un baile que se desarrolló en las plantaciones del sur de Estados Unidos.

A partir de 1890 el panorama se amplió. Paralelamente a la etapa expansiva del antiguo tango criollo, la corriente musical y dancística de raigambre negra fue estableciendo su red de público, aún estrecha y ocasional en una Buenos Aires cosmopolita.

Dos décadas más tarde la situación cambió. El auge del ragtime y las revistas musicales introdujeron estilos negros en el centro mismo de la noche porteña.

A Buenos Aires llegaron de manera constante hasta 1930, contingentes de inmigrantes que ocupaban su tiempo libre en las funciones de teatro. El Casino, el Empire, el Nuevo y otros teatros, presentaban regularmente a compañías extranjeras dedicadas a la “música negra”, de modo que se podían escuchar ritmos próximos al ragtime primero y al jazz más tarde.

Esta investigación surgió luego de que el autor participara del Festival TAP in RIO (Brasil). Allí fue permanentemente consultado sobre los orígenes de esta actividad en la Argentina, sobre las huellas que ha dejado esta forma de danza y las semillas que ha sembrado y sigue sembrando en nuestro país.

El libro cuenta, además, con el testimonio de algunos de los más destacados maestros de tap de nuestro país, como Alberto Agüero, Elizabeth de Chapeaurouge y Bebe Labougle.

Tap. Una mirada desde el hemisferio sur de Miguel Angel Ludueña

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Esta obra es la primera investigación publicada hasta la fecha sobre la historia del tap en idioma español que se edita en nuestro país. Cuenta los orígenes de esta disciplina en los Estados Unidos desde su nacimiento, con la llegada de los esclavos africanos e irlandeses, hasta nuestros días.

África invadió el planeta y provocó la gran revolución musical del siglo XX. La inmigración forzada de millones de esclavos africanos se tomó su revancha. Así conquistó y dio vida a la cultura de las regiones bendecidas por su influjo.

En América del Sur esta influencia se puede apreciar en todo lo que existe antes y después de la bossa nova y el tropicalismo brasileños, en el candombe uruguayo, en varios filones peruanos y también se hace oír en la milonga y el tango argentinos.

En América Central está presente en el son y todos los derivados de las siete estirpes africanas de Cuba y las dos que anclaron en Puerto Rico.

Pero es a partir de su asentamiento en el sur de América del Norte, con el blues y el jazz, que se expandió al mundo entero.

De 1870 se tienen registros de las presentaciones en Buenos Aires de los Palermo’s Minstrels, artistas de varieté especializados en el cake walk, un baile que se desarrolló en las plantaciones del sur de Estados Unidos.

A partir de 1890 el panorama se amplió. Paralelamente a la etapa expansiva del antiguo tango criollo, la corriente musical y dancística de raigambre negra fue estableciendo su red de público, aún estrecha y ocasional en una Buenos Aires cosmopolita.

Dos décadas más tarde la situación cambió. El auge del ragtime y las revistas musicales introdujeron estilos negros en el centro mismo de la noche porteña.

A Buenos Aires llegaron de manera constante hasta 1930, contingentes de inmigrantes que ocupaban su tiempo libre en las funciones de teatro. El Casino, el Empire, el Nuevo y otros teatros, presentaban regularmente a compañías extranjeras dedicadas a la “música negra”, de modo que se podían escuchar ritmos próximos al ragtime primero y al jazz más tarde.

Esta investigación surgió luego de que el autor participara del Festival TAP in RIO (Brasil). Allí fue permanentemente consultado sobre los orígenes de esta actividad en la Argentina, sobre las huellas que ha dejado esta forma de danza y las semillas que ha sembrado y sigue sembrando en nuestro país.

El libro cuenta, además, con el testimonio de algunos de los más destacados maestros de tap de nuestro país, como Alberto Agüero, Elizabeth de Chapeaurouge y Bebe Labougle.

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