El gordo y el flaco. El zorro y el Sargento García. Abbott y Costello. El Quijote y Sancho Panza. El Chavo y Don Ramón. Jaime y Maxwell Smart. Álvarez y Borges. Quique y Malena. El yin y el yan. Lo bueno y lo malo. Lo burdo y lo trágico. Lo claro y lo oscuro. La vida y la muerte. Los extremos que se tocan, se entremezclan, se amigan, se convierten en inseparables compañeros de camino. Eso es lo que son Quique y Malena... Vanesa Diambra ha creado dos seres entrañables. Dos personajes legendarios a quienes es imposible no amar y odiar a la vez. Dos sujetos disfuncionales, glamourosamente patéticos y extraordinariamente gloriosos, que cambiarán nuestras vidas por completo. Porque ya nada será igual una vez que Quique y Malena ingresen en nuestras vidas. Una vez que el irresistible veneno haya sido inoculado en nuestras venas, sólo podremos atinar a exclamar: ¡Por Dior! Saldremos corriendo al gym, a la astróloga, y a la casa de depilación más cercana, pues habremos comprendido que la vida puede ser mucho más divertida del otro lado del guardarropas. Maximiliano de la Puente.
El gordo y el flaco. El zorro y el Sargento García. Abbott y Costello. El Quijote y Sancho Panza. El Chavo y Don Ramón. Jaime y Maxwell Smart. Álvarez y Borges. Quique y Malena. El yin y el yan. Lo bueno y lo malo. Lo burdo y lo trágico. Lo claro y lo oscuro. La vida y la muerte. Los extremos que se tocan, se entremezclan, se amigan, se convierten en inseparables compañeros de camino. Eso es lo que son Quique y Malena... Vanesa Diambra ha creado dos seres entrañables. Dos personajes legendarios a quienes es imposible no amar y odiar a la vez. Dos sujetos disfuncionales, glamourosamente patéticos y extraordinariamente gloriosos, que cambiarán nuestras vidas por completo. Porque ya nada será igual una vez que Quique y Malena ingresen en nuestras vidas. Una vez que el irresistible veneno haya sido inoculado en nuestras venas, sólo podremos atinar a exclamar: ¡Por Dior! Saldremos corriendo al gym, a la astróloga, y a la casa de depilación más cercana, pues habremos comprendido que la vida puede ser mucho más divertida del otro lado del guardarropas. Maximiliano de la Puente.