Hamlet es un embajador de la muerte. Hamlet sabe lo que el más allá esconde. Y nos lo cuenta. Tal vez sea ese, entonces, uno de los motivos para que este texto siga teniendo esta infinita persistencia: que siempre sepa volver, que nunca se vaya. Hamlet –y Shakespeare con él– mira de frente a la muerte, habla con ella, nos cuenta su verdad. Compartí junto a Carlos Gamerro –yo iba a dirigir esta obra– el proceso que él llevó adelante para la traducción de Hamlet: la pasión que tuvieron esos meses de trabajo sobre este texto extraordinario es comprobable en el libro que tenés entre las manos. Esta traducción entonces –que no es sino aquel puñado de palabras de quien supo estar del otro lado y volvió– está hecha para ser dicha en voz alta, para que todos quienes amamos el teatro (nos dediquemos a él o no) vayamos por ahí repitiendo los versos que Carlos Gamerro volvió a escribir en este, nuestro idioma. Seamos nosotros, también persistentes embajadores. Alejandro Tantanian
Hamlet es un embajador de la muerte. Hamlet sabe lo que el más allá esconde. Y nos lo cuenta. Tal vez sea ese, entonces, uno de los motivos para que este texto siga teniendo esta infinita persistencia: que siempre sepa volver, que nunca se vaya. Hamlet –y Shakespeare con él– mira de frente a la muerte, habla con ella, nos cuenta su verdad. Compartí junto a Carlos Gamerro –yo iba a dirigir esta obra– el proceso que él llevó adelante para la traducción de Hamlet: la pasión que tuvieron esos meses de trabajo sobre este texto extraordinario es comprobable en el libro que tenés entre las manos. Esta traducción entonces –que no es sino aquel puñado de palabras de quien supo estar del otro lado y volvió– está hecha para ser dicha en voz alta, para que todos quienes amamos el teatro (nos dediquemos a él o no) vayamos por ahí repitiendo los versos que Carlos Gamerro volvió a escribir en este, nuestro idioma. Seamos nosotros, también persistentes embajadores. Alejandro Tantanian