Dueño de un imaginario y un estilo singulares, Rafael Bruza es uno de los más destacados creadores teatrales argentinos. Dramaturgo, actor y director, integra desde 1981 el Equipo de Teatro Llanura. El presente volumen de Colihue Teatro incluye cinco de sus obras: El cruce de la pampa, Dos navegantes tras el mascarón de proa, Rotos de amor, La penúltima oportunidad y Niños expósitos, con estudio crítico y entrevista al autor por Clide Tello y ensayos de Jorge Dubatti y Victoria Eandi.
Sobre la dramaturgia de Bruza, afirma Mauricio Kartun en el prólogo al presente volumen:
"Dice Gastón Bachelard por ahí que ciertos chistes son en realidad una metáfora a la que se le han sobrecargado los detalles. Lo suscribo: risa y poesía son a veces un fenómeno de feria con cuerpo común y cabezas separadas. Claro que como todo fenómeno lo difícil está en dar con él. Teatro chistoso hay para tirar al techo. Solemne dramaturgia suele darse bastante también en estos campos de Dios. Ese otro teatro freak en cambio, de profundidades metafísicas capaces de disparar carcajadas es tan raro de hallar como una filosofía cómica (en esta lo tenemos anotado solo a Nietzsche, otro engendro de barracón). Desfachatado y personal, el teatro de Rafael Bruza es justamente eso: el artesanal prodigio de sostener las dos cosas adentro de una. Hondas y divertidas, cada una de estas cinco piezas constituye un pequeño -y poderoso- mito hilarante".
Dueño de un imaginario y un estilo singulares, Rafael Bruza es uno de los más destacados creadores teatrales argentinos. Dramaturgo, actor y director, integra desde 1981 el Equipo de Teatro Llanura. El presente volumen de Colihue Teatro incluye cinco de sus obras: El cruce de la pampa, Dos navegantes tras el mascarón de proa, Rotos de amor, La penúltima oportunidad y Niños expósitos, con estudio crítico y entrevista al autor por Clide Tello y ensayos de Jorge Dubatti y Victoria Eandi.
Sobre la dramaturgia de Bruza, afirma Mauricio Kartun en el prólogo al presente volumen:
"Dice Gastón Bachelard por ahí que ciertos chistes son en realidad una metáfora a la que se le han sobrecargado los detalles. Lo suscribo: risa y poesía son a veces un fenómeno de feria con cuerpo común y cabezas separadas. Claro que como todo fenómeno lo difícil está en dar con él. Teatro chistoso hay para tirar al techo. Solemne dramaturgia suele darse bastante también en estos campos de Dios. Ese otro teatro freak en cambio, de profundidades metafísicas capaces de disparar carcajadas es tan raro de hallar como una filosofía cómica (en esta lo tenemos anotado solo a Nietzsche, otro engendro de barracón). Desfachatado y personal, el teatro de Rafael Bruza es justamente eso: el artesanal prodigio de sostener las dos cosas adentro de una. Hondas y divertidas, cada una de estas cinco piezas constituye un pequeño -y poderoso- mito hilarante".