Páginas: 118
Edición: 2008
En algún lugar del país tres compañeros de trabajo desarrollan una labor singular: administran la muerte de niños por causas evitables. Lo macabro de su tarea los mete en su cotidianidad, en lo concreto del día a día. Esta convivencia los lanza a la reflexión, a la búsqueda de la libertad. Lo imprevisible como salida.
Eduardo Pavlovsky dijo de su obra:
“Solo Brumas" – es una obra sobre la brumosidad de la cotidianeidad.
La monstruosidad de lo cotidiano. Lo cotidiano de lo monstruoso. Revelar la argumentación es un poco traicionar el espíritu de la obra.
Como autor es la obra más brumosa que escribí.
Donde el sentido de los personajes parece perderse en la tremenda cotidianeidad del día a día. Mucho me gustaría que el espectador se dejara llevar por la maquinaria rítmica de los personajes. Son personajes comunes. Reconocibles. Pero la bruma que los envuelve y las circunstancias por la que atraviesan los puede convertir en personajes excepcionales.Hay que recorrerlos. Dejar el juicio momentáneamente.
Tal vez lo macabro de la cotidianeidad nos devuelva la imagen del mundo de la indiferencia que vivimos. Del mundo macabro – cuando se hace obvio y natural. Tal vez – no lo sé. No pretendo enunciar ningún mensaje. Ninguna esperanza. Los personajes me han llevado. Las circunstancias sociohistóricas parecen marcar que lo macabro es tan cotidiano como los 25 niños que mueren por día en la Argentina por causas evitables.
Páginas: 118
Edición: 2008
En algún lugar del país tres compañeros de trabajo desarrollan una labor singular: administran la muerte de niños por causas evitables. Lo macabro de su tarea los mete en su cotidianidad, en lo concreto del día a día. Esta convivencia los lanza a la reflexión, a la búsqueda de la libertad. Lo imprevisible como salida.
Eduardo Pavlovsky dijo de su obra:
“Solo Brumas" – es una obra sobre la brumosidad de la cotidianeidad.
La monstruosidad de lo cotidiano. Lo cotidiano de lo monstruoso. Revelar la argumentación es un poco traicionar el espíritu de la obra.
Como autor es la obra más brumosa que escribí.
Donde el sentido de los personajes parece perderse en la tremenda cotidianeidad del día a día. Mucho me gustaría que el espectador se dejara llevar por la maquinaria rítmica de los personajes. Son personajes comunes. Reconocibles. Pero la bruma que los envuelve y las circunstancias por la que atraviesan los puede convertir en personajes excepcionales.Hay que recorrerlos. Dejar el juicio momentáneamente.
Tal vez lo macabro de la cotidianeidad nos devuelva la imagen del mundo de la indiferencia que vivimos. Del mundo macabro – cuando se hace obvio y natural. Tal vez – no lo sé. No pretendo enunciar ningún mensaje. Ninguna esperanza. Los personajes me han llevado. Las circunstancias sociohistóricas parecen marcar que lo macabro es tan cotidiano como los 25 niños que mueren por día en la Argentina por causas evitables.