En un mundo con la complejidad del que vivimos, las artes han adquirido un valor más allá de lo estético para asumir un papel social y a veces crítico. Este libro es de los pocos estudios en nuestro idioma que recogen y reflexionan sobre prácticas escénicas en este sentido.
“La posibilidad de una ética de la representación implica —dice el autor—, en primer lugar, el reconocimiento del artificio que toda representación conlleva, es decir, aceptar que las representaciones no son contrastables con criterios de verdad, y que el sentido de las representaciones radica en su utilidad. Pueden ser útiles en cuanto medios de conocimiento, en cuanto medios de manifestación de realidades invisibles, en cuanto juegos o divertimentos, en cuanto generadoras de placer estético o en cuanto instrumentos para la creación de comunidad.”
Con rigor conceptual y argumentativo, pero con un formato interesante y ligero —43 capítulos breves que pueden leerse por separado, en el orden que interese al lector o en un orden propuesto por el autor, distinto del consecutivo, para seguir el hilo de ciertas temáticas—, José A. Sánchez presenta, desde diversas perspectivas, aspectos clave de la intersección entre ética y representación en la práctica escénica actual.
En un mundo con la complejidad del que vivimos, las artes han adquirido un valor más allá de lo estético para asumir un papel social y a veces crítico. Este libro es de los pocos estudios en nuestro idioma que recogen y reflexionan sobre prácticas escénicas en este sentido.
“La posibilidad de una ética de la representación implica —dice el autor—, en primer lugar, el reconocimiento del artificio que toda representación conlleva, es decir, aceptar que las representaciones no son contrastables con criterios de verdad, y que el sentido de las representaciones radica en su utilidad. Pueden ser útiles en cuanto medios de conocimiento, en cuanto medios de manifestación de realidades invisibles, en cuanto juegos o divertimentos, en cuanto generadoras de placer estético o en cuanto instrumentos para la creación de comunidad.”
Con rigor conceptual y argumentativo, pero con un formato interesante y ligero —43 capítulos breves que pueden leerse por separado, en el orden que interese al lector o en un orden propuesto por el autor, distinto del consecutivo, para seguir el hilo de ciertas temáticas—, José A. Sánchez presenta, desde diversas perspectivas, aspectos clave de la intersección entre ética y representación en la práctica escénica actual.