Este libro piensa sensibilidades.
¿Sensibilidades no pensadas se disuelven como nubes de mínimas gotas de agua?
Cuando sensibilidades piensan en otras sensibilidades pesquisan secretos del vivir.
También entrechocan copas que desean.
El desafío de este libro reside en desprenderse de la figura de Eduardo Pavlovsky, para hacer hablar sensibilidades que habitaron en esa biografía finita.
*
En este escrito se sugiere que esa sensibilidad llamada Pavlovsky convoca “a la revuelta de los cuerpos”.
Revuelta de los cuerpos, ¿contra la palabra?, ¿contra la razón?, ¿contra las morales?, ¿contra los placeres disciplinados?
El teatro de Pavlovsky explora cuerpos en estados de revuelta, tiempos sediciosos, muecas de espanto.
El psicodrama en grupos clínicos, ¿propicia alborotos que no se recuestan solitarios sobre un diván?
*
Este libro presenta la obra de Pavlovsky como una ética insumisa.
Pavlovsky sabe que no se elige la sumisión, a veces se marcha hacia ella como si se tratara de la libertad. Se acata sintiendo que se elige.
Sujeciones consienten sus ataduras deslumbradas por la promesa de pertenecer un poco al poder.
Marcelo Percia
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Este libro piensa sensibilidades.
¿Sensibilidades no pensadas se disuelven como nubes de mínimas gotas de agua?
Cuando sensibilidades piensan en otras sensibilidades pesquisan secretos del vivir.
También entrechocan copas que desean.
El desafío de este libro reside en desprenderse de la figura de Eduardo Pavlovsky, para hacer hablar sensibilidades que habitaron en esa biografía finita.
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En este escrito se sugiere que esa sensibilidad llamada Pavlovsky convoca “a la revuelta de los cuerpos”.
Revuelta de los cuerpos, ¿contra la palabra?, ¿contra la razón?, ¿contra las morales?, ¿contra los placeres disciplinados?
El teatro de Pavlovsky explora cuerpos en estados de revuelta, tiempos sediciosos, muecas de espanto.
El psicodrama en grupos clínicos, ¿propicia alborotos que no se recuestan solitarios sobre un diván?
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Este libro presenta la obra de Pavlovsky como una ética insumisa.
Pavlovsky sabe que no se elige la sumisión, a veces se marcha hacia ella como si se tratara de la libertad. Se acata sintiendo que se elige.
Sujeciones consienten sus ataduras deslumbradas por la promesa de pertenecer un poco al poder.
Marcelo Percia