El teatro en la cárcel convierte el tiempo muerto de una celda en un tiempo constructivo. De este modo la persona descubre que se reafirma en otra forma de identificación de sí misma y se valora en aquello que se creía vedado y que pensaba que no le pertenecía, ni podría nunca pertenecerle. En el taller de teatro el alumno se relaciona con otros y consigo mismo, modifica su percepción del espacio a través del juego, es decir, obtiene por un tiempo limitado, una posibilidad de ser, de sentirse libre, de construir y expresarse y, sobre todo, consigue un reaseguro energético que le ayuda a vivir.
El teatro en la cárcel convierte el tiempo muerto de una celda en un tiempo constructivo. De este modo la persona descubre que se reafirma en otra forma de identificación de sí misma y se valora en aquello que se creía vedado y que pensaba que no le pertenecía, ni podría nunca pertenecerle. En el taller de teatro el alumno se relaciona con otros y consigo mismo, modifica su percepción del espacio a través del juego, es decir, obtiene por un tiempo limitado, una posibilidad de ser, de sentirse libre, de construir y expresarse y, sobre todo, consigue un reaseguro energético que le ayuda a vivir.